jueves, 13 de diciembre de 2012

Solo veo caras estúpidas, ojos vacíos, personas sin alma. Salir a la calle, y mirar a tu alrededor, y solo ver fantasía, ideales estúpidos que se plasman en la cara de la gente. Notar su inocente felicidad, basada en la ignorancia, en unos simples intentos de pensar modelo social ideal, ese bastardo modelo basado en la incoherencia y en potenciar al máximo los reflejos que extraen de la jodida (in)cultura actual.

Tan felices, tan necios, solo muestran las preocupaciones cuando algo les va jodidamente mal, cuando algo necesita una inmediata solución, pero una solución a sus putos problemas, a sus simples intereses. Y verlos tan felices, sus caras hechas de páginas de libros en blanco, sus ojos en los que se reflejan sus entrañas, y su cuerpo vagando inconscientemente por el camino, por un camino sin fin. Gente, y más gente, y más estúpidos. Y yo solo reclamo una cosa, mi soledad, solo esa pequeña cosa, que nadie me arrebate mi soledad.

No sé, quizás no haya sido lo suficientemente bueno para ser follado por dios, quizás mi felicidad sea otro tipo de felicidad, pero seguiré follándome la mente, es mi puta sensación de locura.




jueves, 29 de noviembre de 2012

Notes of a dirty young man.

Simplemente dejo que lo hagan, las cosas pasan. Ocurren, te influyen y desaparecen. La nada siempre está ahí        entre las cosas, sólo tienes que sentirla. Es el típico devenir de las cosas, en ese momento lo comprendí. Hay gente continuamente preocupada, pero yo no, era un hombre sin ambición, las cosas no me preocupaban. Tal y como ocurrían me esquivaban, no me afectaban, es como si respetaran mi fortaleza de soledad, se desvanecían en mi alrededor.

Ahí estaba yo, Charles Boddah, esperando, solo esperando el final, en una tarde más,en un día cualquiera, sentado en un bar pensando en escribir cuando llegara a casa, y quizás en meterla si había oportunidad. No pensaba en nada más, no me gusta plantearme objetivos, no llegaba a cumplirlos nunca, así que ya ni siquiera me los planteaba, esperaba que pasara algo, y si no pasaba seguía bebiendo y esperando sin saber bien lo que esperaba.

Estornudé, el viejo camarero de enfrente me miró, sonrió y siguió con su tarea. Eso era lo único que podía sacar de las personas, una simple sonrisa forzada, pensaban que con ese gesto se ganarían mi aprobación, pero no tenía el mínimo interés en ello. En realidad tampoco se esforzaban en más que ese simple gesto, así que yo me limitaba a mi copa, no me gusta derrochar mucho esfuerzo, quizás algún día lo necesite, y menos en mantener una conversación con un viejo camarero que no me interesaba. Volví a estornudar, me resbalé del impulso y caí del taburete al suelo, el camarero se acercó, me miró y dijo:
-¿Está bien señor?.
Asentí con la cabeza y me reincorporé. Sentía una extraña sensación, no sé muy bien lo que era, pero estaba seguro de que no era nada, así que dejé de pensar en ello. Pedí otra copa, me la tomé y fui al retrete. Meé, me lavé las manos, vomité un poco y volví a  mi taburete. No sé si tenía mas dinero, miré en mis bolsillos y noté algo, quizás era una moneda pero estaba convencido de que era un botón, lo saqué, era una moneda. Decidí guardarla e ir a casa, pensé que en algún momento me serviría de algo, salí del bar, giré a la derecha y me encaminé en dirección a casa.

Sin salir de mi rumbo, entré en una tienda, compré una botella de vino, pagué, y al salir me dí cuenta de que ya no tenía la moneda. No me importó, nunca cumplía mis objetivos. Escupí en el suelo, saqué un pitillo, me lo encendí y reanudé mi camino. Llegué a casa, subí las escaleras apoyado en la barandilla, no quería caerme, llevaba una botella de vino y no podía permitir que se rompiera. Llegué a mi puerta, la abrí, tiré mi abrigo, cayó sobre la silla y resbaló hasta llegar al suelo. Me senté en la silla, acerqué la máquina de escribir, abrí la botella y comencé a pulsar las teclas. Seguí bebiendo y escribiendo hasta que me quedé dormido.
Me desperté, notaba una ligera presión en mi cabeza, me había dormido encima de las teclas de la máquina de escribir, levanté la vista, pegué un trago a lo que quedaba de la botella, una ligera arcada pasajera, y miré lo que había escrito. No era muy bueno arrugué las páginas y las tiré. Saqué el ultimo folio todavía puesto en la máquina, lo miré, un párrafo como los anteriores y seguido, un montón de teclas al azar, las produje con mi cabeza al quedarme dormido, pensé que era mi mejor creación, pero aún así, la arrugué y la tiré, la humanidad no estaba preparada para semejante genialidad, así que yo tampoco le dí importancia. Me incorporé de la silla, me encendí un pitillo, me dejé caer sobre la cama y volví a quedarme dormido, mi otra manera de esperar.


domingo, 25 de noviembre de 2012

Un elogio.

Noche, alcohol, morir en la cama acompañado.
Despertar al día siguiente, una nueva sensación.
Arrepentimiento, soledad, momentos de reflexión.
Dormir, callar, evitar contacto humano,
pensamientos solitarios, mente abandonada.
Acompáñala.

martes, 20 de noviembre de 2012

¿Y si en realidad?


No existimos, no pensamos, no afrontamos la realidad, no somos capaces de nosotros mismos. Solo somos lo que los demás quieren que seamos, actuamos como ellos quieren que lo hagamos. No somos capaces de evadirnos de la realidad que nos atrapa, no creemos en nuestras posibilidades de no ser nada. Queremos no serlo, no pensar, no actuar, solo no ser, creer que todas las decisiones que somos capaces de tomar no les afecte a nadie, simplemente que no tengan consecuencias, no afecten a nada, que se pierdan en el vacío como si en realidad no hayan sido, como si se fugaran entre la nada.
Esa creencia utópica, esa necesidad de entristecernos nosotros mismos, sin necesidad de nadie, sin que nadie piense en nosotros, esa necesidad de no influir, de no ser, de no existir. Una triste tentación inalcanzable, todos estamos conectados, pero lo más increíble es que todos, por desgracia, conectamos sentimentalmente. 
No hay acción sin consecuencias, no hay amor sin tortura, no hay mente sin MÍ.

Una mente olvidada


No puedo evitar pensar en ello, una visión mental constante acerca de un lugar mágico. Ese lugar que hace 2 días liberó mi mente hacia un camino intenso de emociones internas. Abrir la puerta y encontrar un nuevo mar de naturaleza abstracta, aquél sitio no era como recordaba, algo en él había cambiado, solo sé que AQUÉL sitio pasará a ser el pequeño rincón solitario de mi vacía existencia. Un lugar cómodo y distante del resto del mundo, un lugar que antes brillaba por su viva naturaleza que albergaba, pero que ahora hizo que mi mente se impregnara de abandono y nostalgia solitaria, para que después tras mi inevitable parpadeo, en ese segundo abrir de ojos, liberara mi mente de todo pensamiento racional. Ahí estaba, por fin comprendía a Kerouac y su "vacío iluminado" .Sí, ahí estaba mi pequeño vacío iluminado, siempre había estado allí, solo le hacía falta tiempo, una simple evolución desordenada. Al fin, lo encontré, mi pequeño lugar del mundo donde no existir, un simple momento con él y se quedó toda la sabiduría de ese lugar impreso en la mente. 

Es increíble como ese lugar olvidado pudo hacer que yo olvidase mi mente en él.